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Ocurrencias de un policía en un desalojo

  • Foto del escritor: Revista Anemeria
    Revista Anemeria
  • 22 feb 2022
  • 2 Min. de lectura


I


¡Dios y Patria! ¡Qué tristeza haber perdido contra Argentina! Pero quedamos de terceras. Le ganamos a Perú. Peor es nada.


II


¿Qué me tendrá mi mujer de comida?... Si este comandante dejara almorzar… ¿Por qué no hay convites en pro de nuestro servicio? Un barrio que visitemos, una olla comunitaria. Pero es un ideal y de ideales no viven sino los muertos y los héroes.


III


Ese niño se parece al hijo de Fredy. Sólo que más barrigón y pies torcidos. Y más blanco. Fredy era el menor de una familia de campesinos de Amagá. Aún lo recuerdo. Murió sin uniforme por meterse a una protesta. Dios lo guarde y lo reciba y que no le tenga en cuenta los disparos. Que se los anote a la Institución.


IV


—¿Hasta qué hora vamos a estar? ¿Esas casas son de granito o qué?

—Según oí, hasta que demuelan las doce.

—Bueno.

—Ajá... Si quiere va y ayuda, allá le prestan un mazo.

—No, gracias, muy formal.


V


¡Qué placer jugar contra Brasil! En un futuro, Dios quiera.


VI


No importa que me tomen fotos; que vean mi cara. No importa que griten mi número ni que me insulten: ellos no son ciudadanos. Ellos no son mi deber.

No importa empolvarme lejos de casa ni sudar bajo el casco ni cargar el escudo.

—Si no importas, hombre, no importamos.

—Callado, Fredy. Siga subiendo


VII


Perro o hamburguesa con papitas, mueble en la sala y partido. Si no hay partido, película. Si no hay película hacemos el amor. Si no hacemos el amor recuerdo la noche del veintiocho de julio. (Ríe bajo el tapabocas).


VIII


Una piedra no me moverá. Una piedra es el comprobante de mi lado de la historia: el de la seguridad, la confianza, el buen gobierno, la buena dotación y la buena propaganda.





IX


¡Oh, montes, oh, Antioquia! ¿Cuándo pisarán tus verdes gentes de bien? ¿Cuándo el ministro lanzará una ofensiva total contra los armados, contra los revoltosos, contra los rebeldes?


X


Que no se asome la primera línea. No quiero apuntar hoy.


XI


Hablando de apuntes, ¿dónde estaré en la fila para el nuevo uniforme? Este huele a cabello y sudor mío y de otros. Además, mi mujer se ocupa después de la lavadora en restregar el valle de la axila. Y ya casi no producen gracia sus tetas.


XII


Y no siendo poco el uniforme, ¿para cuándo mi vacuna?

Si me enfermo entre esta gente que me den buen rato para evangelizarme en casa.


XIII


—Díaz, no llore hermano.

—Mentiras, Díaz. Llore y mire las cámaras. Por ahí nos le metemos.

—Entonces llore harto, Díaz… Llore como si mataran al Alcalde o al Presidente.

(Díaz cesa de llorar).


—Alejandro Zapata Espinosa

 
 
 

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