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Arte en el Alma

  • Foto del escritor: Revista Anemeria
    Revista Anemeria
  • 22 feb 2022
  • 2 Min. de lectura


Volvió a ese lugar una y otra vez

Aunque sólo lo había visto una vez.

Esta vez decidido a esperarlo en el estacionamiento

Hasta que el apareciera

Porque su auto estaba allí.

Lo siguió pero en medio del tráfico lo perdió.

Sólo necesitaba un dato para dar con su mirada.

Se encontró con sus ojos en ese salón lleno de artistas con pinceles marrones.


Fue inevitable desmoronase en el momento:

Su parecido era increíble.

Para él, ella era una extraña.

Para ella, él era un conocido de toda la vida por su emblemático cariz.

La excusa de aprender los colores primarios y secundarios

En papel reciclable

Fue el momento correcto.


La obra artística era un ramillete de lirios.

Eran demasiado hermosos para ser pintados.

Ambos pintaban el mismo cuadro

Pero con diferente emoción:

Él emocionado por la belleza de sus ojos

Ella contemplando la presencia de un alma con diferente nombre.

Los días se pintaban de las dos estaciones que faltaban,

Un picnic en la terraza no era suficiente,

Faltaba color.

Cada hoja de otoño recorría las dudas,

Su corazón tenía algo que decirle.

Tomando el café observó por ese vidrio

Una hermosa vista.

Cualquiera de esos días grabado en monocromo

Él pintaba arte tipo alma.

Tal y como su vista de ojos grises

Tomó la captura en esa tarde de primavera.

Los momentos seguían

Pero ella lo seguía viendo arte,

No como era en realidad.

Por un momento decidieron huir en dirección a un lenguaje desconocido.

Para sus edades ya no era lo correcto

Y en ese lugar encontró la verdad.

Una foto entre las mil fotos que se exhibían al aire libre,

Allí estaba él pero en otra alma.

Ahora todo tenía sentido.

Ella no quera aceptar la realidad.

Lloró, gritó y corrió sobre toda la orilla del mar entre la marea alta.

Ese lugar era nostalgia.

Regresaron a casa con las dudas aclaradas.

El invierno con villancicos,

Esta vez sin la presencia de aquel extraño.

El tiempo corrió como el viento.

Una postal visitó su casa.


Ella esperaba ver su presencia en la exposición de arte.

Entre luces luminosas

Se vio a sí misma en su propio cuadro

En aquel hermoso paisaje

En aquella primavera.

Una voz se llegó a sus oídos

Respondiendo a sus pensamientos:

Su corazón había fallado.

Él se había ido.


Igual que su apreciable compañero

Ese cuadro era su mejor regalo.


—Heidi Natalie Alfaro

 
 
 

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